A
lo largo del ciclo vital, la percepción se desarrolla desde la infancia
temprana, siendo la base para la adquisición de conocimientos y habilidades
sociales, adaptándose a las experiencias sensoriales y cognitivas. Desde la
niñez, la percepción va refinándose y volviéndose más compleja, permitiendo la
interpretación de información cada vez más abstracta.
La
percepción se desarrolla rápidamente en los primeros años. El cerebro del niño
aprende a interpretar estímulos visuales, auditivos, táctiles, gustativos y
olfativos. Es una etapa clave, donde las experiencias sensoriales moldean el
desarrollo cognitivo.
Al
inicio de la adolescencia la percepción se afina. Aumenta la capacidad de
discriminar detalles y de integrar información compleja, favoreciendo
aprendizajes escolares y sociales; luego durante la adultez temprana se
mantiene estable en la mayoría de personas sanas. Se optimiza el uso de la
información percibida para tomar decisiones rápidas y precisas.
Cuando
nos acercamos a la vejez puede haber disminución sensorial (auditiva, visual),
pero no necesariamente se afecta la percepción cognitiva si no existen
deterioros neurológicos. El entrenamiento cognitivo y sensorial puede compensar
ciertas pérdidas.
En cuanto a la creatividad, su expresión puede variar con la edad. La infancia, es una etapa rica en creatividad, especialmente durante el juego simbólico. El entorno educativo y familiar puede fomentar o inhibir esta capacidad. Durante los primeros años la creatividad se manifiesta en juegos y exploraciones que favorecen la memoria, imaginación y resolución de problemas simples.
Con el tiempo, al inicio de la adolescencia, en un ambiente sano que permite el libre desarrollo de la personalidad y la expresión, el mundo se abre y la creatividad puede desarrollarse hacia niveles más complejos, como la producción de ideas más originales junto con la adquisición de nuevos conocimientos, por otro lado, es también en esta etapa que se corre el riesgo de que la creatividad pueda verse restringida por estructuras educativas rígidas, pero también puede expandirse mediante actividades artísticas, académicas y sociales.
Durante la adultez es cuando muchas personas canalizan su creatividad especialmente en el ámbito profesional y social. Las decisiones, la resolución de problemas y la innovación se vuelven formas aplicadas de la creatividad. en la adultez. Mientras que, en la vejez, si bien puede haber una disminución de la fluidez cognitiva, muchas personas mayores desarrollan nuevas formas de creatividad, especialmente aquellas asociadas a la experiencia de vida. Es por ello que, aunque la percepción puede deteriorarse, la creatividad puede mantenerse o incluso potenciarse, favoreciendo procesos de reflexión y sabiduría.



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