sábado, 17 de mayo de 2025

Importancia de Estudiar estos Procesos En El Enfoque Psicológico

 

Durante el desarrollo de la personalidad, la percepción contribuye de manera decisiva en la formación y desarrollo de la creatividad. Esta provee la materia prima de las experiencias subjetivas, que, al ser interpretadas y reorganizadas, dan lugar a respuestas creativas y nuevas ideas. Según Bogaert (2018), "la percepción, al ser un acto activo, permite captar propiedades constantes en los objetos, lo que constituye la base para la elaboración de significados y la generación de nuevas conexiones". En otras palabras, la manera en que percibimos el mundo influye directamente en cómo generamos ideas, resolvemos problemas y desarrollamos soluciones innovadoras. Esto se traduce en cómo se identifican oportunidades, riesgos o incluso cómo se manejan las relaciones interpersonales. De hecho, la percepción es el primer paso para la creatividad, ya que, a partir de esta interpretación del entorno, los individuos pueden desarrollar nuevas conexiones y enfoques creativos para enfrentar desafíos.

Dentro de un entorno organizacional, los empleados constantemente perciben elementos como el clima laboral, las relaciones jerárquicas, las expectativas del rol y el reconocimiento. La percepción errónea de estos factores puede dar lugar a malentendidos, baja motivación e incluso conflictos. Por lo tanto, comprender cómo funciona la percepción en el ámbito laboral es crucial para generar una comunicación clara y empática. Además, este conocimiento permite abordar fenómenos como el burnout, donde la percepción de sobrecarga y falta de apoyo puede afectar no solo la salud mental del empleado, sino también su capacidad para generar nuevas soluciones. En estos casos, fomentar la creatividad se convierte en una estrategia clave para afrontar los retos laborales de manera saludable y productiva.

Dado mi interés por especializarme en gestión humana y recursos empresariales, soy consciente de que comprender la relación entre percepción y creatividad es esencial para promover ambientes laborales eficientes, innovadores y resilientes. Es por ello que el estudio de estos procesos me resulta fundamental para entender cómo los empleados interactúan con su entorno, cómo perciben cambios y amenazas, y cómo surgen respuestas creativas ante diversas circunstancias laborales. No cabe duda de que la percepción, al ser la principal vía por la cual los individuos interpretan su realidad laboral, influye en la toma de decisiones, la resolución de conflictos y la motivación.

Por ejemplo, en una entrevista de selección, tanto el candidato como el entrevistador están influenciados por sus percepciones personales. El candidato puede interpretar ciertos gestos o comentarios del entrevistador de manera subjetiva, afectando sus respuestas, mientras que el entrevistador puede analizar señales no verbales que influyan en su juicio sobre el postulante. Este conocimiento sobre percepción es crucial para evitar sesgos y juicios erróneos, facilitando evaluaciones más objetivas y acertadas. Un profesional de la gestión humana que comprenda estos procesos puede diseñar estrategias efectivas para mejorar el clima organizacional y fomentar una comunicación transparente. Como señala Bogaert (2018), "la percepción está mediada por lo imaginario y lo simbólico, por lo que ampliar la conciencia de la subjetividad perceptiva permite facilitar procesos de integración y cohesión en equipos de trabajo".

Desde la gestión humana, una percepción afinada de las necesidades del equipo o de la cultura organizacional puede impulsar acciones creativas para mejorar procesos internos, diseñar programas de motivación, desarrollar estrategias de mejora individual enfocadas en las necesidades particulares de cada persona o gestionar el talento de manera efectiva. Este vínculo entre percepción y creatividad es evidente en procesos complejos como la resolución de conflictos o la innovación en recursos humanos, donde una percepción flexible y profunda facilita la adaptación y la generación de soluciones innovadoras. De hecho, en el contexto organizacional actual, la creatividad es una de las competencias más valoradas, dado que las empresas buscan empleados capaces de adaptarse al cambio, desarrollar nuevas ideas y mejorar constantemente los procesos de trabajo.

Así, la creatividad no es un rasgo exclusivo de ciertos individuos, sino una habilidad que puede desarrollarse. Almansa (2012) sostiene que "la creatividad es una capacidad universal e innata, que todos poseemos en diferentes grados", lo que significa que cualquier persona puede potenciar su pensamiento creativo mediante estímulos adecuados. Esta capacidad se fortalece cuando las percepciones se combinan con la imaginación y la capacidad de transformar ideas en soluciones prácticas. En este sentido, los gestores de talento humano tienen la responsabilidad de fomentar entornos que estimulen la percepción activa y la apertura a nuevas ideas, permitiendo que la organización se mantenga competitiva y adaptada a los cambios del mercado.

Como señala Almansa (2012), la creatividad es una competencia influida por múltiples factores educativos, sociales y personales. Por ello, desde la gestión humana se pueden diseñar programas de formación que fomenten ambientes colaborativos y estimulen el pensamiento divergente. También es fundamental evitar estructuras organizacionales rígidas que inhiban la creatividad por miedo al error o a la crítica. La percepción y la creatividad deben ser pilares estratégicos en la gestión del talento, ya que su correcta integración permite el desarrollo de equipos de trabajo cohesionados, motivados y capaces de generar valor a través de la innovación.

En mi futura práctica como psicólogo organizacional, mi meta será precisamente diseñar entornos laborales que permitan a los trabajadores expresar sus ideas con libertad y sin miedo al rechazo, promoviendo un espacio donde la diversidad de pensamiento sea valorada. Pues, esta dinámica no solo incrementa la productividad, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y la satisfacción laboral. La evidencia muestra que la flexibilidad perceptiva y creativa son clave para la resolución de conflictos y la innovación en recursos humanos, asegurando el éxito de las organizaciones.

Bogaert (2018) destaca que la percepción activa, mediada por el cuerpo en movimiento, enriquece la creatividad al ampliar y flexibilizar la visión del entorno. En este sentido, un profesional bien preparado puede influir en la promoción de ambientes laborales donde la percepción y la creatividad se conviertan en herramientas estratégicas para la innovación, el liderazgo participativo y el desarrollo humano. La percepción, al facilitar una interpretación subjetiva del entorno, ofrece la base sobre la cual emergen nuevas ideas, permitiendo el desarrollo de soluciones originales y efectivas dentro de cualquier contexto organizacional.

Ciclo Vital De Los Procesos De Percepción Y Memoria

A lo largo del ciclo vital, la percepción se desarrolla desde la infancia temprana, siendo la base para la adquisición de conocimientos y habilidades sociales, adaptándose a las experiencias sensoriales y cognitivas. Desde la niñez, la percepción va refinándose y volviéndose más compleja, permitiendo la interpretación de información cada vez más abstracta.

La percepción se desarrolla rápidamente en los primeros años. El cerebro del niño aprende a interpretar estímulos visuales, auditivos, táctiles, gustativos y olfativos. Es una etapa clave, donde las experiencias sensoriales moldean el desarrollo cognitivo.

Al inicio de la adolescencia la percepción se afina. Aumenta la capacidad de discriminar detalles y de integrar información compleja, favoreciendo aprendizajes escolares y sociales; luego durante la adultez temprana se mantiene estable en la mayoría de personas sanas. Se optimiza el uso de la información percibida para tomar decisiones rápidas y precisas.

Cuando nos acercamos a la vejez puede haber disminución sensorial (auditiva, visual), pero no necesariamente se afecta la percepción cognitiva si no existen deterioros neurológicos. El entrenamiento cognitivo y sensorial puede compensar ciertas pérdidas.

En cuanto a la creatividad, su expresión puede variar con la edad. La infancia, es una etapa rica en creatividad, especialmente durante el juego simbólico. El entorno educativo y familiar puede fomentar o inhibir esta capacidad. Durante los primeros años la creatividad se manifiesta en juegos y exploraciones que favorecen la memoria, imaginación y resolución de problemas simples. 

Con el tiempo, al inicio de la adolescencia, en un ambiente sano que permite el libre desarrollo de la personalidad y la expresión, el mundo se abre y la creatividad puede desarrollarse hacia niveles más complejos, como la producción de ideas más originales junto con la adquisición de nuevos conocimientos, por otro lado, es también en esta etapa que se corre el riesgo de que la creatividad pueda verse restringida por estructuras educativas rígidas, pero también puede expandirse mediante actividades artísticas, académicas y sociales. 

Durante la adultez es cuando muchas personas canalizan su creatividad especialmente en el ámbito profesional y social. Las decisiones, la resolución de problemas y la innovación se vuelven formas aplicadas de la creatividad. en la adultez. Mientras que, en la vejez, si bien puede haber una disminución de la fluidez cognitiva, muchas personas mayores desarrollan nuevas formas de creatividad, especialmente aquellas asociadas a la experiencia de vida. Es por ello que, aunque la percepción puede deteriorarse, la creatividad puede mantenerse o incluso potenciarse, favoreciendo procesos de reflexión y sabiduría. 

Generalidades de los Procesos Psicológicos: Percepción y Creatividad

Los procesos psicológicos son fundamentales en la constitución del ser humano, ya que permiten la interacción con el entorno y la incorporación de significados que hacen posible la subjetividad y la creatividad. Dentro de estos, los procesos básicos, que incluyen la percepción, y los procesos superiores, como la creatividad. Ambos son fundamentales para la comprensión del comportamiento humano y su funcionamiento en diferentes contextos del ciclo vital.



Proceso Básico: Percepción

La percepción es el proceso mediante el cual el individuo recibe, organiza e interpreta la información sensorial proveniente del medio ambiente, la puerta de entrada de la experiencia sensorial y motriz en la construcción del mundo interno. Según Bogaert (2018, p. 75), la percepción no es pasiva sino activa, ya que el cerebro genera sus propias interpretaciones basadas en la acción, evidenciando que “para el cerebro, la única realidad es la que él mismo elabora”, lo que quiere decir que se trata de un mecanismo activo y dinámico que permite la interpretación de estímulos del entorno a través de acciones corporales, movimientos y respuestas kinestésicas. Además, la percepción siempre está mediada por lo imaginario y simbólico, implicando que las imágenes mentales y los símbolos influyen en cómo se percibe el mundo (Bogaert, 2018, p. 84) y que siempre involucra movimientos del cuerpo en interacción con el entorno. La percepción, por lo tanto, se construye a partir del acto de acción, en donde el cerebro genera sus propias percepciones y selecciona las propiedades constantes de los objetos, evidenciando un proceso de interpretación subjetivo y particular. Esta interpretación es influida por experiencias previas y el contexto, y es fundamental en el desarrollo cognitivo desde la infancia, manteniéndose activa a lo largo de toda la vida.



En el ciclo vital, la percepción comienza en la infancia, cuando el bebé desarrolla su capacidad de captar estímulos básicos a través del movimiento y la exploración del mundo. Desde la infancia hasta la adultez, esta función se refina y profundiza, permitiendo no solo captar información, sino también integrar sensaciones en experiencias significativas. En la vejez, la percepción puede disminuir en intensidad y velocidad, pero sigue siendo clave en la interacción con el entorno y en la mantención de la identidad personal.



Superior: Creatividad

Por otro lado, la creatividad es un proceso superior, complejo y multifacético, que surge a partir de la interacción de diversos procesos cognitivos, afectivos y sociales. Bogaert (2018, p. 57) sostiene que la creatividad se relaciona con la producción de respuestas originales, motivadas por deseos inconscientes y en ocasiones enraizadas en la insatisfacción permanente, que estimulan áreas específicas del cerebro, como la órbitofrontal. Además, la creatividad requiere de un estado de apertura receptiva, y su desarrollo está estrechamente vinculado con procesos perceptivos, como la intuición y el insight, que permiten la generación de nuevas ideas y soluciones innovadoras (Bogaert, 2018, p. 89). La creatividad no solo se manifiesta en actividades artísticas o innovadoras, sino que influye significativamente en la resolución de problemas en diferentes ámbitos de la vida.

La creatividad, representa un nivel más elaborado que surge de la integración y elaboración de las experiencias perceptivas. Bogaert (2018) define la creatividad como la capacidad de transformar lo establecido, jugar con deconstrucciones y buscar la plenitud mediante cambios de perspectiva impulsados por un reclamo narcisista de autorrealización. La creatividad, en su ciclo vital, se manifiesta en diferentes etapas evolutivas: en la niñez, a través del juego y la exploración; en la adolescencia, en la búsqueda de identidad y expresión artística o intelectual; y en la adultez, en la producción de ideas innovadoras, solución de problemas y adaptación creativa a circunstancias nuevas. 



El proceso creativo se favorece cuando el individuo ha desarrollado una percepción aguda y flexible, que le permite captar nuevas relaciones, hacer conexiones inusuales y producir respuestas originales. Además, estados de insatisfacción permanente, propios de la juventud o de momentos de crisis, pueden estimular la actividad del área orbitofrontal del cerebro, elevando la capacidad creativa. La creatividad no solo requiere habilidades cognitivas superiores, sino también un marco afectivo y motivacional que propicie la apertura a nuevas experiencias y el riesgo de explorar lo desconocido.


RELACIÓN ENTRE PERCEPCIÓN Y CREATIVIDAD


Estudiar estos procesos desde la formación en psicología también permite identificar cómo se pueden potenciar las habilidades creativas de los empleados, mediante técnicas que favorezcan la percepción aguda, la atención plena y la exploración del mundo interno. Es decir, un profesional preparado puede intervenir en la promoción de ambientes laborales donde la percepción y la creatividad se conviertan en recursos estratégicos, facilitando procesos de innovación, liderazgo participativo y desarrollo del talento humano